viernes, 24 de julio de 2015

EL "TIN SHED". EDIFICIOS RECICLADOS CON MATERIALES POBRES. UN NUEVO CONCEPTO DE ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA.

Más allá de las grandes obras de arquitectura contemporánea o de las construcciones icónicas que buscan definir un nuevo estilo en el siglo XXI, hay arquitectos que han optado por realizar modestos proyectos de viviendas o de oficinas intentando adaptarse a los edificios pobres preexistentes. Su filosofía es mantener en lo posible la esencia de un espacio, que no tiene que ser especialmente bello, pero que sí es sentimentalmente significativo para su propietario o para los vecinos de un lugar. No se trata de rehabilitar edificios antiguos con gran valor estético en sí mismos, eso es lo que vemos a menudo en cualquier centro histórico, sino de fijarse en construcciones modestas -y no necesariamente bellas- para dotarles de un plus de modernidad y de calidad. La mayoría de los arquitectos seguramente habrían optado por derribar lo existente por su escaso valor artístico y por la pobreza de los materiales con los que se construyeron y levantar en su solar un edificio nuevo, pero los arquitectos de los edificios modestos han optado por "reciclarlos" y devolverlos renovados.

Veamos dos de los proyectos más interesantes que he encontrado, que tienen como elemento común el "Tin shed",que es lo que se conoce en el mundo anglosajón como un cobertizo de hojalata humilde. Los cobertizos normalmente fueron levantados por los propios propietarios de una vivienda o de una finca rústica para agrandar el espacio habitado o para obtener un espacio de almacenamiento extra. Se levantaron rápidamente para solucionar un problema temporal de espacio y con un material pobre que abaratase el coste. Se supone que estas estructuras deberían ser temporales o efímeras, pero muchas de ellas han perdurado en el tiempo y terminan integrándose en el paisaje rural o de los suburbios de las ciudades,... hasta que les llega el momento de la demolición o de la restitución.

Un cobertizo rural en las Highlands escocesas, construido en los años 60 y todavía en uso.


"Tinshed", en Sidney (Australia) por Raffaello Rosselli. Proyecto de 2011.

En Redfern, barrio de la periferia de Sidney (Australia), una propietaria sensible y nostálgica de este tipo de construcciones, Jane Smith, y un arquitecto, Rafaello Roselli, dispuesto a complacer a su mecenas han conseguido crear un nuevo concepto de "tin shed".

El nuevo cobertizo entre las viviendas del barrio.


La idea surgió de la propietaria, que le encantaban este tipo de construcciones porque se había criado en granjas donde eran elementos frecuentes. También había vivido en el barrio de Redfern durante años y había visto envejecer el viejo cobertizo de la esquina entre las calles Philip y Baptist. La estructura había sido levantada originalmente en los años 20 y desde entonces había crecido hasta tener dos pisos y una estructura anárquica de chapas "remendadas" de distintos colores y formas. Era ya uno de los pocos testimonios, ruinosos, del pasado pobre e industrial de este suburbio de Sidney.

El Tin shed previo a su transformación en lugar habitable.



Jane tenía el deseo sentimental de salvar el viejo cobertizo y por eso lo adquirió cuando ya era inminente su demolición por su mal estado. Pero si quería conservarlo realmente debía rehabilitarlo, pues su estado era ruinoso, y dotarle de un nuevo uso que hiciera rentable su inversión. Contactó para ello con el joven arquitecto Rafaello Roselli y juntos proyectaron crear un apartamento con un espacio en el bajo para una oficina donde pensaba instalar su propio negocio.

El nuevo edificio construido en 2011.



Lo que tenían claro era que no querían que el edificio perdiera su esencia y, por lo tanto, era vital no deshacerse de las viejas chapas de hojalata. Así que las desmontaron y guardaron e incluso buscaron más en los desguaces, puesto que su proyecto era construir el edificio de nuevo pero revestirlo con la vieja chapa de distinto color y oxidación.


La nueva estructura se haría de madera. Proceso de construcción.


Sobre la estructura de madera se utilizaría un aislante para permitir una temperatura confortable tanto en verano como en invierno.


El resultado final con la chapa montada como revestimiento y los nuevos vanos.


Del caótico conjunto de chapa de hojalata se decidió mantener tal cual la puerta del garaje que daba a la calle principal, puesto que era el motivo más significativo del antiguo cobertizo. Sin embargo, ya no cumpliría la antigua función y quedaría medio condenada. Para servir de garaje se derribó el murete del patio trasero antiguo y se habilitó en su lugar una puerta lateral de madera.



A este patio dan puertas correderas que pueden hacer casi diáfano el piso inferior y una puerta de acceso hacia el hall de la escalera.

Secciones longitudinal y transversal del edificio.


Plantas baja y primera.


En tres de las fachadas se abrieron nuevos vanos que permitieran la accesibilidad al edificio desde la calle y la iluminación abundante del interior.

Puerta de acceso desde la calle. Está ligeramente escorada para crear un voladizo. La hoja metálica de la puerta ha sido galvanizada para integrarla en la construcción.


Para las ventanas se decidió utilizar acero corten porque su oxidación protectora se integraba a la perfección con las chapas, dándole una apariencia cruda e industrial. Las planchas de acero corten además servirían para crear voladizos hacia la calle que protegiesen los cristales de la luz solar y de la lluvia. En el piso superior se abrió un gran ventanal esquinero que inundase de luz el interior.


Cuando se recolocaron las chapas de hojalata, se hizo exclusivamente de forma vertical. El elemento horizontal quedaría remarcado por las nuevas ventanas. Se tuvo también mucho cuidado en combinar el ritmo de las chapas pintadas y oxidadas para crear efectos de color y de texturas atractivos. Sólo la fachada que da al patio se libró del estaño y del acero, construyéndose con láminas de fibrocemento pintado de blanco. La estructura cúbica ha sido trasformada también allí puesto que se le añadió una pared curva para crear más superficie en el piso superior y crear un voladizo sobre le patio

Este añadido curvo logra ganar algunos metros cuadrados para el piso superior y rompe las líneas rectas que componen el resto del edificio.


La distribución inicialmente pensada para oficina y vivienda ha sido adaptada al final para apartamento en alquiler. El piso inferior posee un espacio con un aseo y el superior un ofice con cocina y cuarto de baño. Uniéndose ambos pisos por una escalera que parte del hall de la puerta que da a la calle.

Escalera que une los dos pisos y gran ventanal vertical de iluminación.


Los pisos de madera contrachapada y ebanistería aportan calidez al interior, que se combina con paredes blancas donde rebota la luz que entra por las ventanas. Ello supone un inesperado choque para todo el que ingresa en el edificio pues, después de la estructura y color desconcertante del exterior, se entra en un lugar casi aséptico y confortable.



"Tin shed" en la isla de Tiree, Escocia. Casa No.7  por Denizen Works. Proyecto de 2010-13.

El otro edificio inspirado en el concepto "tin shed " que voy a analizar tiene dos puntos de partida o condicionantes distintos al anterior. Por un lado, que la construcción se levanta en un precioso paraje natural escocés, la pequeña isla de Tiree de apenas 78 kms cuadrados, y, por otro, que el cobertizo no existía y, por tanto, no era un elemento originario a recuperar, sino una estructura a construir e integrar en la naturaleza y entre las casas de piedra de los pescadores.

Uno de los cobertizos de hojalata de la nueva vivienda y la llanura litoral con pasto verde  y el mar como fondo.


La idea del proyecto, de nuevo, surgió de un deseo nostálgico de un propietario. En este caso un jubilado que tenía el capricho de construir una casa de campo en su isla para pasar en ella cinco meses al año pescando o disfrutando del paraje. Pero lo más chocante es que ni la vivienda ni los cobertizos existían. Sólo había unos muros en ruinas que recordaban la existencia de una antigua casa tradicional de la zona.  Encargó el proyecto a su propio hijo, Murray Kerr, arquitecto del despacho Denizen Works, para ver qué se podía hacer y este fue el resultado.

Esta es la estructura original cuando comenzó todo el proyecto. Unos muros de piedra en forma de talud de una casa de campo tradicional de las islas (casas negras), levantados sólo hasta la altura de los dinteles bajos de las puertas y ventanas, y dos chimeneas. 


Y este fue el resultado final. 


La casa tradicional habría que hacerla de nuevo adaptándose a la arquitectura popular de las islas Hébridas. No se podía derribar o suprimir nada de la estructura inicial, puesto que era una "ruina" protegida, y en su restauración había que cumplir con la estética externa de este tipo de construcciones.

En la fotografía de abajo, podemos ver otra vivienda parecida de las islas, cuya restauración ha mantenido más fielmente la estética de estas construcciones primitivas. Tal vez porque conservara la cubierta vegetal original e incluso un cobertizo para el ganado en piedra también original. En este edificio se manifiesta aún más la inseguridad constructiva de los improvisados arquitectos locales, no sólo porque mantienen el muro en forma de talud, sino también por los escasos y pequeñísimos vanos, apenas unos ventanucos.


La reconstrucción, pues, fue lo primero a tener en cuenta, pero además se hacía evidente que la casa era pequeña para el propietario, puesto que la planta baja resultante apenas tenía 30 metros cuadros, insuficientes para disfrutarla con su familia y amigos. Era necesario, por tanto, crear nuevos espacios. Subir una altura a la construcción habitual era una solución ya aceptada por la tradición y las autoridades, pero no servía más que para añadir un dormitorio y un cuarto de baño, descontando el hueco de la escalera.  Sólo ampliando con dos o tres nuevas construcciones podría duplicar los dormitorios y crear nuevos espacios comunes y, de esa manera, cumplir su sueño. 

Un esquema del proyecto con las ampliaciones y la pista de hierba con el que se accede a la finca.


Construir las ampliaciones en piedra hubiera costado un dineral, lo que era impensable en una vivienda de recreo no habitual. Sin embargo, las granjas de la zona ya habían utilizado desde comienzos del siglo XX una solución más económica: crear cobertizos con chapa de hojalata corrugada. Esta forma barata de construir había supuesto un cambio en el paisaje rural tradicional de las Hébridas, pero ya estaba integrado como un elemento más o alternativo. También era frecuente que los tejados originales de brezo se sustituyeran por techos alquitranados en negro o en rojo, en lugar de sus techos de paja originales. Este enfoque permitió por tanto las ampliaciones utilitaristas y crear una forma externa contextual y apropiada. Según palabras de Kerr: "el concepto era crear una casa de campo tradicional con cobertizos agrícolas alrededor de él, como si el edificio hubiese crecido orgánicamente con el tiempo".

Para recordar los tejados curvos de paja se dotó a uno de los cobertizos con esta característica.


El que la casa estuviese en una pequeña isla, donde sólo viven 750 personas y que sólo fuese accesible desde tierra firme mediante ferry que sale de Oban o por aire desde Glasgow, hacia del proyecto un reto mayor. Mano de obra y, por su puesto, todos los materiales había que importarlos con el consiguiente sobrecoste. Sin embargo, merecía la pena. 

Mapa turístico que nos permite conocer este gran condicionante de encontrarnos en una isla de difícil acceso. La isla de Tiree es la isla más al oeste del mapa de abajo.


Situada al abrigo sur de la isla, la Casa nº 7 ofrece vistas a la Bahía Duin. El terreno es ligeramente ondulado y se encuentra rodeada por otras viviendas tradicionales. No hay árboles ni ningún elemento natural que la proteja contra el viento, sólo existe la pradera de hierba de la que disfruta el ganado ovino. La planicie de la isla y la ausencia de árboles hace que se tenga muchas más horas de sol que cualquier otra localización de las islas británicas. 

La casa y las granjas de su alrededor desde la playa.


El desafío del diseño, dada la exposición a los elementos, era crear un refugio contra el viento hacia todos los lados, al tiempo que permitiese a la luz del sol penetrar y calentar la casa por dentro y por fuera, mientras se utilizaba la brisa para ayudar a la ventilación natural. Al final, se optó por diseñar un conjunto aparentemente compacto que se autoprotegiera. Por un lado, la antigua casa tradicional que quedó como zona de invitados y, por otro, dos cobertizos de hojalata, uno paralelo y otro transversal que se unirían entre sí y con el viejo núcleo mediante un espacio intermedio. En total 170 metros cuadrados habitables. 

Debajo vemos, una escalera de madera protegida por un murete de piedra que da acceso al cobertizo abovedado donde se sitúa el comedor y la cocina. Debajo de éste se advierte la ventana, a modo de claraboya, de un dormitorio que hay en un semisótano. Al lado y uniendo con la casa tradicional de piedra el pasillo cubierto que une todo el conjunto. En medio de estos espacios cerrados un pequeño jardín resguardado de plantas y grava. El desnivel del terreno hizo necesario descabalar las alturas. Si nos fijamos hay una pequeña puerta/cancela que se utiliza para acceder a la escalera de madera desde la parte más alta de la ladera. 


El espacio entre edificios actuaría de pasillo de unión, pero a su vez estaría integrado en la construcción al estar cerrado y tendría un techo de cristal que aumentaría la luz al interior, creando un ingenioso juego entre espacio abierto y cerrado, espacio tradicional al exterior y vivienda moderna dentro. 

Este es el pasillo o atrio de techo acristalado que une los tres edificios y en donde se disponen las escaleras para acceder a los distintos niveles del cobertizo abovedado. Como se puede ver en la imagen, el acristalamiento no sólo contribuye a dar luz natural a este espacio sino que sirve para conservar el calor e impedir la entrada de la lluvia.


Pese a la apariencia caótica de la planta final. Esta resulta muy útil y comprensible si nos fijamos. La puerta principal no es a través de la casa tradicional que, ya explicamos, quedó como vivienda de invitados y auxiliar, sino por las nuevas estructuras (4) y su intercomunicación se realiza a través del atrio acristalado. 

Plantas de las tres alturas del conjunto. 
La planta superior, representa la zona más habitada, aunque a distinto nivel. La casa tradicional, con sus muros gruesos, ha quedado como zona de salón de estar y habitación (1 y 2). El cobertizo de menor altura sirve para dar el acceso principal a la vivienda (4), para crear un pequeño dormitorio con cuarto de baño (3 y 5) y una pequeña sala a la derecha de la entrada (6) que los propietario utilizan como "cuarto húmedo" para descalzarse y limpiarse de arena de la playa o depositar la pesca y sus aparejos. El cobertizo de orientación paralela a la casa de piedra es un único espacio destinado a cocina, comedor y salón de estar (7).
La planta de la imagen de en medio representa los tejados de los cobertizos de chapa y el piso superior de la casa de piedra con un dormitorio con su cuarto de baño.
Y, por último, la tercera planta representa el semisótano del edificio abovedado donde se sitúa el dormitorio principal con cuarto de baño completo y vestidor.

En la siguiente imagen, tenemos dos secciones del conjunto. La de arriba permite ver la doble altura del cobertizo abovedado: cocina y comedor en el piso superior (1) y dormitorio con sus accesorios en el inferior o semisótano (2 y 3). El plano nos permite ver además el juego de las diferentes alturas del terreno y cómo los arquitectos han sido muy sabios al utilizar el semienterramiento para, de esa manera, proteger de los vientos el dormitorio. Los muretes de piedra también sirven de parciales cortavientos. 
La sección de abajo nos permite ver el cobertizo abovedado (4 y 5) y la zona acristalada que sirve de pasillo (2), escalera comunicante (3) y de patio de luces.
Vista del hall hacia el pasillo acristalado intercomunicador. A la derecha las escaleras que llevan al comedor. En el centro las escaleras que bajan al dormitorio principal y a la derecha la vivienda de piedra que abre también sus vanos abocinados hacia el pasillo para seguir captando luz.


El interior ha sido diseñado para ser luminoso, acogedor y agradable, en contraste con las formas sólidas de la parte exterior. Las vistas desde la casa son auténticas postales.


El uso general de la madera, junto a la piedra natural vista, realza la percepción de la calidez del interior, aunque la calefacción es proporcionada a través de una bomba de calor de aire y de las chimeneas.

Salamandra encendida en el cuarto común que hace de salón de estar, comedor y cocina.


Habría posibilidad de utilizar la chimenea tradicional en las habitaciones de la casa de piedra, que la conservan al exterior, pero en realidad son un mero adorno interior porque la confortabilidad de las habitaciones se obtiene a través de bombas de calor. Debajo un pequeño salón de juegos o estudio y en la siguiente fotografía la chimenea de una de las habitaciones superiores.



La calidad del espacio interno es difícil de expresar en palabras, porque todo está cuidado hasta el mínimo detalle proporcionando sensación de placer. Es particularmente digna de mención la forma en que se han seleccionado los materiales y su relación entre sí. Esta casa se ​​caracteriza por el placer táctil que se invoca en cualquier actividad sencilla como puede ser abrir una puerta. Está llena de alegría reflexiva.

El otro extremo del cobertizo abovedado que sirve de salón de estar, comedor y cocina.


Por todo ello no es extraño que el despacho de arquitectos de Denizen Works recibiera por esta Casa nº 7 el premio Stephen Lawrence Prize del RIBA de 2014, premio otorgado anualmente a un proyecto realizado por jóvenes arquitectos con un presupuesto reducido (menos de un millón de libras). El jurado consideró que el proyecto era "una respuesta inteligente e ingeniosa", puesto que recuperaba la tipología y los materiales típicos del lugar, adaptándolos a una nueva construcción que satisface las necesidades contemporáneas.

Contraste nocturno y acogedor entre el encalado blanco de la piedra original y el techo alquitranado negro. Aún más agradable resulta el contraste entre la forma tradicional de la vivienda y las planchas de hojalata de los anexos.


Veamos algunos detalles técnicos sobre su construcción.

Primero se acondicionó la casa de piedra, para que pudiera servir de lugar habitable a los obreros que trabajaron en ella. En la primera foto apenas se ve entre las estructuras del cobertizo abovedado, pero se ve plenamente en la segunda. Todavía no se había alquitranado y mantenía un color verde de la lona protectora del aislante. Luego se practicó la excavación de la zona donde se construirían las demás dependencias, todas ellas por debajo del nivel de la ladera (se puede ver en la tercera fotografía). La parte semienterrada de la casa se reforzó con muros de hormigón armado. Por último, se levantó con madera las estructuras de los cobertizos, respetando los vanos, y comenzando a cerrarlos con aislante y fibra de cemento.
  

El exterior de los cobertizos se forró con  hojalata ondulada de acero galvanizado y fibrocemento. Como habían sobrado piedras de la reconstrucción de la antigua casa se reutilizaron en otros lugares como la base del cobertizo que se destinó a dormitorio principal y comedor (tercera foto de abajo) y los muretes cortaviento que rodean parte de la propiedad.


Proceso de construcción de los acabados internos.


Terminado final en el ala de la cocina-comedor de nuestra "tin shed", que ha sido el hilo motivador y conductor de este artículo. Este material es muy dúctil adaptándose tanto a las formas rectas como curvas. El ventanal está hecho con madera tratada y pintada de negro.


Fachada de acceso a la vivienda. Es tal vez lo peor conseguido y lo que más se oculta en las revistas de arquitectura. La puerta resulta anodina y con un añadido que no se ha integrado en el conjunto, que es la pequeña caseta donde está el generador eléctrico y los aparatos exteriores de la bomba de calor. Aún así lo perdonamos porque las vistas de la bahía nos hacen olvidar este mal acabado.


Haga clic en los enlaces de abajo para leer más sobre la casa:

New York Times 

Dezeen 

I Like Architecture 

Casa Vogue 

Nykyinen 

Elle Decor Italia 

viernes, 17 de julio de 2015

LOS MONUMENTOS FUNERARIOS IBÉRICOS DE PILAR-ESTELA. LA ESTELA DE LOS JINETES DE COIMBRA DEL BARRANCO ANCHO, JUMILLA.

Una imagen de escultura ibérica que desconocía y que vi en internet desató mi curiosidad y me impulsó a investigar sobre la obra misteriosa. Se trataba de los relieves del cipo del pilar-estela de Coimbra de Barranco Ancho (Jumilla, Murcia) que podéis ver a continuación.

Bajo estas líneas podemos ver una imagen con las cuatro caras del cipo de Coimbra de Barranco Ancho (Jumilla, Murcia), que me pusieron sobre la pista de este artículo. Pertenece al monumento de tipo Pilar-estela de los Jinetes, de la primera mitad del s. IV a. C. (350-320 a.C.). 


El monumento funerario de piedra caliza coronaría alguna de las dos tumbas principescas, número 22 ó 70, de la necrópolis del Poblado del yacimiento ibérico de Coimbra del Barranco Ancho en Jumilla. El cipo fue descubierto volcado entre ellas durante las excavaciones de julio del año 1981.



Foto de 1981 pocos días después del descubrimiento. Podemos distinguir tumbada la cara del cipo que representa la gran figura sedente. La fotografía es significativa porque nos podemos hacer perfectamente la idea del tamaño de la gran pieza labrada en sus cuatro caras largas y del peso de la misma, 305 kilos. Esto dificultó la extracción del lugar donde se encontró a los arqueólogos, que en la foto parecen sopesar cómo trasladarla. También debió ser un problema para aquellos que la colocaron en el monumento, que tuvieron que recurrir a horadar el sillar para ayudarse de cuerdas o puntos de apoyo. El encontrarse volcada en esta posición determinó el grado de conservación de los relieves de cada cara: el peor conservado es el que quedó boca arriba, por estar más expuesto a la erosión y el mejor fue el que quedó boca abajo, contra el suelo; los de los laterales tienen un deterioro medio.


Esta pieza encontrada en una de las necrópolis de Coimbra nos corrobora que una de las señas de identidad de los pueblos ibéricos del sureste peninsular -oretanos, contestanos y bastetanos- fue el uso, en contextos religioso-funerarios, de monumentos en los que se combinaba la escultura y la arquitectura. En otros artículos de este blog ya hemos destacado  la importancia que tuvo la representación escultórica entre las élites ibéricas de la zona:
  • - A través del estudio que hice sobre el Heroon de Obulco (Porcuna, Jaén), vimos como desde el siglo V la escultura ya fue utilizada como una forma de exaltación de un grupo dominante que quería imponerse sobre el resto de la sociedad a través de un monumento funerario. Tal ostentación de poder pudo ser la causa de la destrucción de estos monumentos en algún momento.
  • - Cuando analicé los exvotos escultóricos, en piedra o bronce que se depositaban en los santuarios, vimos cómo estas pequeñas obras se utilizaron para expresar la religiosidad y para contactar con las fuerzas divinas. Por su tamaño y su carácter mágico han sido las esculturas que en mayor número nos han llegado. Entre Jaén, Albacete, Granada, Murcia  y Alicante encontramos decenas de santuarios con miles de exvotos en terracota o bronce.
  • - Y, por último, también hemos visto en este blog, cómo las obras más bellas y mejor conservadas, como es el caso de las damas de Elche (Alicante) o de Baza (Grananda), fueron concebidas para ser acompañantes del difunto y protectoras en el más allá en algunos enterramientos de la aristocracia. 
Ejemplos de esculturas ibéricas analizadas en este blog; una de las escenas de combate entre guerreros de Porcuna (izq.); figurillas de bronce de santuarios de Sierra Morena (centr.); y la gran Dama de Baza (der.).


En este artículo, vuelvo sobre la escultura ibérica con el objetivo de divulgar la obra de Coimbra del Barranco Ancho de Jumilla, que a mi juicio es excepcional, por su calidad y porque nos permite hacer nuevas reflexiones sobre la escultura ibérica.


El poblado de Coimbra de Barranco Ancho en Jumilla.

A 4,5 kms  al sur-suroeste de la ciudad de Jumilla y a una altitud entre los 700 y 825 metros se levantó el poblado ibérico del que se desconoce su nombre. Su ubicación le permitía controlar el paso entre la cuenca del Segura y del Vinalopó y el suroeste de la Meseta Sur. Lo que hasta ahora se sabe de su historia es que fue ocupado entre los siglos V y II a. C. y que presumiblemente fue destruido por la ocupación romana en torno al año 190 a. C..

Mapa de la zona de presencia segura de los contestanos (naranja oscuro) y de influencia (naranja). El yacimiento de Coimbra de Jumilla (Murcia) estaría a medio camino entre las zonas de influencia de oretanos, bastetanos y contestanos.




    Del poblado, parcialmente excavado, se conserva un amplio recinto fortificado con murallas y puerta con torres, que delimita una extensión de 54 hectáreas. Las viviendas excavadas nos muestran edificios de planta rectangular que se disponen aterrazadas en una ladera bastante pronunciada. Se han descubierto hasta ahora tres necrópolis de cremación (Barranco, Senda y Poblado), siendo la más importante la conocida como del Poblado, por la cercanía al asentamiento urbano.


    Por la cantidad de exvotos y objetos de culto hallados, se sospecha que debió ser también un santuario local o regional. Los pebeteros de terracota y las pequeñas mascarillas de oro y plata encontradas nos indican que posiblemente estaría relacionado con una divinidad indígena de la naturaleza, la fecundidad y la agricultura, asimilada con Deméter.

    Este es un ejemplo de pebetero, posiblemente una imitación de artesanos locales de pebeteros helénicos.


    De los materiales procedentes de sus tres necrópolis destacan los ricos ajuares de algunas tumbas, donde se han encontrado distintos objetos de hierro y cerámicas locales y de importación griega muy bellas.


    Destacan especialmente los ajuares principescos encontrados en las tumbas 70 y 22 de la necrópolis del Poblado, donde además podría haberse levantado el monumento tipo pilar-estela, conocido como de los Jinetes, que hoy se puede ver en el Museo Arqueológico Municipal Jerónimo Molina de Jumilla. Este excepcional monumento empezó a sacarse a la luz en 1981 con el descubrimiento del cipo con relieves y desde entonces hasta acá han ido apareciendo nuevas partes que han  permitido hacer una reconstrucción del conjunto (véase fotografía inferior).

    Reconstrucción hipotética del monumento de Coimbra del Barranco Ancho de Jumilla, Murcia. Según García Cano.



    Los monumentos funerarios ibéricos de pilar-estela. 

    Contextualicemos la obra.

    El modelo. Inspiración en el mundo mediterráneo. 

    El monumento de Coimbra no es original como arquetipo, pues se trata de un modelo que proviene de una tradición del mundo griego y oriental, en donde era frecuente distinguir los enterramientos de los notables con una piedra grabada o estela e incluso, si la categoría del personaje enterado lo exigía, con una construcción turriforme. En ambos casos, era frecuente que la estructura se rematara con un animal exento. Veamos algunos ejemplos griegos.

    Estela ática turriforme posiblemente coronada con una esfinge, procede de Lamptrae, Grecia. Reconstrucción según Boardmann y Winter. Mármol pentélico, hacia el 500 a. C. Altura, sin podium ni esfinge, de 73,5 cm. Con el podium de tres escalones alcanzaría aproximadamente el metro.  Museo arqueológico de Atenas. La estela representa a un jinete en la parte ancha y la despedida de un hoplita con la bendición, posiblemente de su padre, en los lados cortos. El capitel posee un equino con un motivo decorativo que recuerda una gola egipcia y un ábaco rectangular con motivos de rosetas. Destacamos esta estela especialmente por la semejanza de la temática de la estela.


    El monumento sería la coronación del enterramiento sobre el lugar donde se había practicado la incineración. En este caso el monumento no sobre saldría gran cosa en altura puesto que estamos ante el espíritu griego de medidas humanas, sin embargo, en el caso de Coimbra resaltaría más porque su tamaño sería mayor y además se elevaría sobre un túmulo cuadrado encachado con piedra perimetral y rellenado con tierra, piedra y adobe. Esta circunstancia nos indica que hay una intención muy evidente de hacer resaltar la obra sobre todas las de su entorno y, por tanto, que estamos ante una tumba principesca de un personaje sobresaliente en su comunidad.

    Salvando las distancias geográficas y de tamaño, al otro lado del Mediterráneo tenemos un ejemplo colosal, único y de descubrimiento muy reciente, de este tipo de enterramiento con túmulo (circular en este caso) y monumento/torre en su ápice en la tumba de Anfípolis. El muro delimita un perímetro de casi 500 metros y estaría coronado por una estructura turriforme sobre cuyo ápice aparecería la figura de un león. Evidentemente las dimensiones nos indican que estamos ante la tumba de un soberano que destacó sobre todos y que merecería pasar a la eternidad histórica, por lo que se especula que pudiera ser hecha para el mismo Alejandro Magno.

    Reconstrucción ideal de la tumba de Anfípolis. Muros y torre con león hechos en mármol de Tasos, hacia el último cuarto del siglo IV a. C.


    Se ha comprobado que las necrópolis más importantes de los poblados ibéricos de la zona del sureste peninsular podían tener más de uno de estos monumentos pertenecientes a las élites locales, con distintas variantes, sobre todo en la figura del remate, animal o ser mitológico ("bichas", en el lenguaje popular de la zona). Estos debían actuar como protectores de las tumbas, aunque algunos investigadores opinan que también podía tratarse de los emblemas de linajes familiares o que simplemente fueran símbolos de fuerza, prestigio y poder personal.

    Reconstrucción ideal de una necrópolis de Corral del Saus de Mogente (Valencia) a comienzos del siglo IV a. C., según Miquel Herero. Distintos tipos de estela y de remates (grifo, sirena, esfinge, toro...). La imagen no es muy veraz desde el punto de vista arqueológico, aunque sí muy didáctica de cómo serían estos monumentos. El principal problema para conocer la realidad de estos pilares es que la mayor parte de ellos han aparecido muy destruidos, descontextualizados y reutilizados en estructuras posteriores.


    Ejemplos de construcción funeraria turriforme, sólo tenemos en nuestra zona la de Pozo Moro (Albacete), siendo más abundantes, las monumentos funerarios de pilar-estela. Como podemos ver en la representación superior, existen distintos modelos que, al menos, poseían las siguientes partes comunes: un pódium escalonado; un pilar de distinta anchura y altura que podía estar decorado con relieves (estela) o ser liso; un capitel o estructura que remataba el pilar con decoración vegetal o figurativa; y una estatua animal o de ser mitológico como remate.

    Esquema ideal de monumento ibérico de tipo pilar-estela turriforme.

    Centrémonos en la escultura exenta que culminaba el monumento porque era el nexo común a este modelo.

    El animal exento de remate. Aunque el toro era un motivo típico en la región de la Contestania, no era el único animal que protagonizaba los pilares y las torres funerarias, también era frecuente el león. Veamos los principales ejemplos que se han podido reconstruir de esta zona y dejamos para otro momento el torito de Porcuna (Jaén) o el león de Nueva Carteya (Córdoba) y de Pozo Moro (Albacete).

    Toro sobre pilar-estela de Monforte del Cid, Alicante. Siglo V a. C. En el Museo Arqueológico de Elche se ha reconstruido cómo sería alguno de los monumentos principescos de la antigua ciudad ibérica.  En Monforte han aparecido unos doce toros desde 1974 hasta 2010, todos ellos elaborados en piedra, erguidos o tumbados. Parece, según las últimas mediciones, que el toro que correspondería exactamente con la estela-pilar no se encontraría en la reconstrucción del museo de Elche, sino en el museo arqueológico de Monforte. El toro mide 65 cm de altura, 127 cm de longitud y 30 cm de grosor (mediciones máximas de lo conservado). Su estilo es detallado y claramente inspirado en la estatuaria griega arcaica. El capitel, en cambio, recuerda una gola egipcia con remate en ovas. Mide 46 cm de altura, 170 cm de longitud y 82 cm de grosor. El pilar tiene un relieve rehundido que imita una falsa puerta egipcia. Mide 74 cm de altura y 88 cm de longitud. Esta clara influencia de estilo oriental vendría a través de su contacto con fenicios y cartagineses.  


    León de Coy de Lorca, Murcia. Monumento funerario del tipo pilar estela, formado por un capitel con pequeñas volutas y una escultura que remataría el monumento, que representaba a un león con rasgos de influencia de la estatuaria griega arcaica. Se data a finales del siglo V o comienzos del siglo IV a. C. Se conserva en el Museo Arqueológico de Murcia (MAM). El león tiene 72 cm de largo, por 62 cm de alto y 25 cm de grosor


    También los seres fantásticos o mitológicos eran representaciones habituales de escultura en bulto redondo que se utilizaban para coronar los pilares-estelas. Veamos algunos de los más conocidos en la zona de la Contestania.

    En Corral de Saus de Mogente (Valencia) tenemos atestiguados grifos y sirenas como remates de algunos monumentos.

    Reconstrucción del pilar-estela de la "Damitas" de Corral de Saus de Mogente, Valencia, según Almagro (1987). Mediados del siglo VI a. C. Museo arqueológico de Valencia. Dimensiones teóricas calculadas: altura del animal de remate con su pedestal ca. 50-100 cm (no es seguro que la sirena encontrada perteneciera al mismo conjunto); gola de las "Damitas" 52 cm; pilar ca. 150-200 cm; base escalonada ca. 50 cm. Altura total ca. 300-400 cm.


    Cuerpo de la sirena de Corral de Saus, Mogente. La sirena (ave con cabeza femenina) era un ser híbrido que se asociaba a  los espacios funerarios en el Mediterráneo oriental, penetrando en la Península en el siglo VII, importado por los fenicios y más tarde por los griegos. Se interpretaba como un vehículo encargado de trasportar el alma al más allá. 


    La esfinge, animal híbrido con cuerpo de león, alas y cabeza femenina, es una figura mitológica de amplia tradición desde Egipto hasta Grecia, pasando por el mundo fenicio, que servía de protector del difunto y de su tumba. Los ejemplos más admirables se han encontrado en Agost (Alicante).

    Las dos esfinges de Agost fueron encontradas en 1893 y hoy se encuentran separadas por cientos de kilómetros, la primera en Saint Germain en Laye de Francia y la segunda en el MAN de Madrid. Se les atribuye una datación de finales del siglo VI a. C. Altura de la que posee la cabeza de 80 cms.



    El pilar-estela de Coimbra de Barranco Ancho de Jumilla, Murcia.

    Dibujo en el que se reconstruye el pilar-estela de Coimbra. Se calcula que desde la base del pódium hasta la nacela podría alcanzar una altura de 1,74 cm y que llegaría hasta los 3,06 con la escultura del toro. Además recibiría una sobreelevación por el túmulo sobre el que descansaría la estructura.


    Nuestro monumento se componía de estos cuatro elementos dispuestos verticalmente uno sobre otro:
    • Poseería una basa cuadrangular de piedra escalonada, terminada en un pequeño resalte en su parte superior. Sólo se conservan una cuarta parte de los sillares que la componían. Estos sillares son de caliza-arenisca y estarían unidos con grapas de plomo entre sí.
    • Por encima del pedestal se levantaría el cipo o pilar, de 45 cm en su base por 90 de alto, con relieves narrativos de los jinetes y la escena de despedida que a continuación trataremos con más detenimiento.
    Esta es la cara del cipo mejor conservada. Fuera de la descripción artística e iconográfica, en la imagen podemos observar dos elementos formales que tienen que ver con el mecanismo de transporte y colocación en el monumento de una pieza tan pesada. Por un lado, una enmarcación cuadrangular que deja parte del relieve rehundido y que no formaría parte de la composición de la obra, puesto que es sobrepasada por los personajes Y, por otro, unos agujeros en todas las caras del cipo. Los de la parte superior e inferior servirían para el encaje con las otras piezas del monumento y los de las caras laterales, sin afectar a las figuras, para transportar y elevar la pieza. En la foto vemos que debajo del vientre del caballo hay un boquete que los mismos escultores taponaron con yeso.  En las otras caras, el tapón de yeso se ha perdido.

    • El pilar se remataría con un capitel dividido en dos partes: una moldura vegetal y una especie de gola o nacela, que sería el capitel propiamente dicho. La moldura sirve de nexo entre el cipo y la nacela. Es de forma troncopiramidal y está decorada con motivos vegetales esquemáticos de los que se distingue una granada de la que parten tallos vegetales terminados en caulículos espirales. Únicamente se conserva un fragmento de un ángulo. Sobre ella aparecería una especia de capitel de gran tamaño (90 centímetros de lado, actualmente, pero que podría llegar hasta 140), muy deteriorado, donde estarían representadas cuatro figuras yacentes. Dos de ellas pertenecen con seguridad a guerreros, la tercera es una figura yacente con túnica larga de sexo indeterminado y la última falta en su totalidad. Del guerrero mejor conservado se puede apreciar la parte inferior del torso hasta la cintura, ceñida con ancho cinturón atado con un gran broche típicamente ibérico.

    La nacela recuerda por los relieves en altorrelieve de figuras humanas al del pilar estela que ya hemos mencionado conocido como de las "Damitas" en Corral de Saus de Mogente.

    Damitas de Corral de Saus  de mogente, Valencia. El capital con las figuras recuperadas de las "damitas ibéricas" se ha interpretado por las largas trenzas que les llegan a la cintura como las plañideras que acompañaban en el ritual de despedida del difunto.


    • Coronando el monumento se levantaría una escultura zoomorfa en bulto redondo, posiblemente un toro, del que han llegado sólo cuatro trozos. Su posición sería erguida y su parte más detallada sería la de la cabeza con morro redondeado. E


    La iconografía del cipo. Descripción 

    El cipo es el elemento principal del monumento funerario. Consta de cuatro caras, en tres de ellas se representa a jinetes y en la cuarta, una escena de despedida. Esta última debía ser la escena principal. Representa una figura sedente, quizás una diosa femenina o quizá el difunto, sobre esto los investigadores discrepan, que posa su mano sobre la frente de un joven (en un tamaño muy inferior) que está de pie en actitud de despedida. Se interpreta como el último adiós dado por la divinidad al difunto o, si la figura principal se tratara de un hombre, de la despedida del difunto de su hijo. El protagonista está sentado sobre un taburete de tijera muy común en las representaciones de vasos griegos y etruscos de la segunda mitad del siglo IV a. C. Este dato comparativo y el ajuar de las tumbas han permitido datar la obra. Se sienta sobre un gran almohadón y reposa sus pies sobre un escabel.

    A mi juicio, la imagen deja pocas dudas de que la figura sedente es la de un varón adulto y que la figura de pie y de menor tamaño es la de un joven. Esta segunda figura no es necesariamente la de un niño, sino la aplicación de la jerarquía de tamaño para destacar un rango inferior de autoridad de éste frente al que bendice o acoge (un dios, su padre o el genio familiar).  


    Las otras tres caras serían: o bien el mismo personaje enterrado en tres momentos; o bien los compañeros del difunto que participan en el cortejo fúnebre que acompañó el cadáver hasta el lugar de incineración (ustrintim) o del banquete funerario en su honor.

    • La primera posibilidad responde a la representación de un personaje heroizado sin sus armas, lo que recuerda a los jinetes encontrado exentos en otras necrópolis como los de Los Villares (Hoya Gonzalo, Albacete).
    Jinete de Los Villares, Albacete. Museo arqueológico de Albacete.


    • La segunda posibilidad nos remite a una ceremonia común entre los griegos y otros pueblos mediterráneos, que hemos podido ver en este blog en los frescos de la tumba de Agios Athanasios. Los caballos y los jinetes van ataviados con sus mejores galas y realizan una procesión de caballeros, tal vez miembros de una misma familia, que muestran su poder y solidaridad ante la muerte. Los caballos van lujosamente enjaezados con pretal y collera decorados, gamarra de doble correa, crines, testero, trenza y un gran bocado. Los jinetes con túnicas, brazaletes y pendientes. 


    En la cara mejor conservada destacamos un caballo que sobrepasa el marco de encuadre. Las dos patas derechas se adelantan y pisan con sus cascos una cabeza humana, la delantera, y una figura de ave, la trasera. El jinete se sienta sobre una manta plegada y viste una túnica de escote triangular y mangas cortas y sobre ella lleva un pesado manto terciado, que se sujeta sobre en el hombro derecho y pasa por debajo del brazo izquierdo, cubriéndole hasta los tobillos formando amplios y bien estudiados pliegues. La mano izquierda sujeta las riendas, mientras que la derecha sostiene un báculo de cabeza bífida. La cabeza, en escorzo, es de cara ancha y algo grande en proporción al cuerpo, con las facciones cuidadosamente tratadas. El peinado parece como si se hubiera tonsurado.


    En otra de las caras el caballo, enjaezado de forma idéntica a la anterior, se encuentra pisando un conejo con su pata trasera. El jinete también es semejante al primero. Y en la cara peor conservada se muestra al jinete con la mano derecha en la frente en señal de dolor, acción típica de lamento funerario.


    La iconografía del cipo. El contexto y valoración final.

    Estos elementos iconográficos sirven para reflejar determinados aspectos religiosos y  creencias en la vida de ultratumba de los que aún se nos escapan muchos datos. También era una forma de que, a través de mantener vivo el recuerdo del difunto como un héroe, la familia o el grupo al que perteneció reforzase su papel dominante en esa sociedad. Por tanto, un pilar-estela era un elemento propagandístico de primer orden para reflejar aspectos religiosos, de rango social y de ideología del poder en una sociedad fuertemente jerarquizada como la ibérica. No hemos sido capaces de descifrar todavía ciertos símbolos como la evidente la ausencia de armas y el significado de pisar con el casco de los caballos un conejo, un pájaro y una cabeza cortada.

    El reducido número de ejemplares de cipos/estelas que hemos encontrado y el breve periodo de tiempo en el que se erigieron —desde fines del siglo V hasta mediados del siglo IV a.C.— hace pensar que estuvieron relacionadas con el dominio de unos grupos aristocráticos que decayeron. La razón de porqué no se erigieron más desde entonces o incluso de porque fueron destruidos los existentes, tal vez tiene que ver con revueltas contra los poderosos... ; o quizás con que pasaron de moda estos monumento o, simplemente, se extinguieron los artesanos itinerantes que pasarían por los poblados de la zona ofreciendo sus servicios a las mencionadas élites sin que fueran reemplazados por otra generación de escultores.

    Pero, sea cual fuere la razón, la realidad patente es que hacia finales del siglo IV este modelo de monumento funerario, o el de las figuras exentas, desaparece definitivamente del paisaje de las necrópolis ibéricas del sureste peninsular y, por tanto, también de Coimbra del Barranco Ancho.


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    Para más información sobre los monumentos funerarios ibéricos de pilar-estela el monográfíco de Isabel Izquierdo Peraile.

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