domingo, 5 de octubre de 2014

R.I.P. A LA EDUCACIÓN PÚBLICA MADRILEÑA. Respuesta personal a la carta de Esperanza Aguirre.

Cuando uno pone mucha ilusión en un empeño, para él no tiene importancia el tiempo. Cuando la satisfacción proviene del trabajo bien hecho y del servicio a los demás no importan los sacrificios ni las tareas a realizar… Pero todo tiene un límite. Desde hace años el colectivo de profesores de secundaria (desconozco la situación de otros colectivos) venimos siendo maltratados por la administración. Cada vez se nos exige más y a cambio se nos recortan derechos y sueldo. Cuando llegó el primer apretón de tuerca creí que era necesario para ajustar la maquinaria; con el segundo me hizo sentir muy incómodo porque empezó a estrechar mi margen de paciencia; pero el tercero ha sido brutal, asfixiante, intolerable.



Este profesor que suscribe con 24 años de docencia a sus espaldas dice basta. Las últimas instrucciones recibidas para el comienzo de curso de 2011-2012 en la Comunidad de Madrid han sido el aldabonazo para despertar y ver que no estamos ante ajustes para mejorar la calidad de la enseñanza, sino ante un intento de acabar con lo que ha sido la Educación Pública en Madrid. Esa vuelta de tuerca ha dañado mi autoestima y hoy, sin haber comenzado el curso, me siento quemado. A ello le han seguido las declaraciones de una Consejera de Educación que no sabe de qué está hablando o que cree que su oficio es mentir con descaro y tratar al profesorado como una chusma de vagos.



Ya sé que tenemos un oficio especial, porque especial es lo que tenemos que hacer en él. Ya sé que el país anda metido en una crisis que exige el sacrificio de todos para salir de ella…, pero también sé que los profesores ya estamos haciendo todo lo posible por hacer de tripas corazón e ir capeando la crisis sin mermar la calidad de la enseñanza, pese a los continuos despropósitos de la Administración educativa. La entrega de este profesor a este oficio le ha llevado a cumplir más allá de las 37,5 horas semanales de trabajoya que, hasta ahora, además de mis clases directas con alumnos (18 horas) y el cumplimiento de guardias, reuniones, tutorías, bibliotecas y demás tiempo que paso en el centro (siempre por encima de las 25 horas semanales que dice la ley), dedico horas incontables de mis tardes para preparar clases y materiales, corregir ejercicios, exámenes y trabajos y llevar abierto tres blogs que ayuden a mis alumnos, como sabe todo aquel que me conoce personalmente o me sigue en la red. Ese último trabajo nunca ha sido recompensado por la administración, ni económicamente, ni como tiempo no lectivo, ni siquiera anímicamente. La única satisfacción ha sido que mis alumnos tuvieran una mejor preparación. Me duele que una señora arrogante e ignorante, que no sabe el trabajo que le dedico a la educación, me desprecie de esa manera y encima que me haga parecer a mí o mis compañeros como insolidarios y vagos y, poco menos, como los culpables de un fracaso educativo que ellos con sus leyes e instrucciones, a cual peor, han ido degradando desde décadas acá. Me duele que se diga que no queremos trabajar dos horas más, cuando yo trabajo gustosamente cuatro y veinte si hace falta, con tal de que eso sea por la mejora de la educación. Pero lo que ocultan esas declaraciones es que por cada dos horas de más que asumen 9 profesores (18 horas totales) se manda al paro a otro profesor. En concreto se calculan que 3000 compañeros interinos, que hasta ahora han trabajado codo con codo con nosotros, irán al paro (la señora consejera dice que no habrá despidos, porque no serán contratados). Esta brutal reducción de plantilla provocará con toda probabilidad un preocupante deterioro en la calidad de la enseñanza pública ¿o es calidad educativa que aumente el número de alumnos por aula? ¿Es calidad educativa que si el curso pasado impartiera mis clases a 120 alumnos, este año tenga que hacerlo a 160 o a saber? ¿Es calidad educativa que los alumnos tengan que prescindir de desdobles en idiomas, de refuerzos en lengua y matemáticas, de laboratorios…? ¿Es calidad educativa que los profesores tengan que asumir materias de las que no son especialistas y los alumnos aguantarse porque no hay voluntad de contratar profesorado suficiente y adecuado? ¿Es calidad educativa que los alumnos no puedan tener tutorías? ¿Es calidad educativa prescindir de los profesores de compensatoria?



Estoy quemado por la incompetencia de la Administración y por el escaso apoyo que recibimos de la sociedad, que se ha creído los mensajes que van lanzando políticas como Lucía Figar y Esperanza Aguirre, así como por la mayoría de los medios de comunicación que sólo hacen seguidismo de las consignas que vienen de arriba. El plan está claro, desmotivemos a aquellos que todavía creen posible una enseñanza pública de calidad y que nos den argumentos para echarle el cierre o marginarla más. Si la sociedad no reacciona, van camino de conseguirlo, porque éste que ha combatido siempre por dar calidad en su trabajo está a punto de tirar la toalla y asumir el papel que me otorgan de trabajador que cumple su horario y una vez fuera de él no quiere saber nada más durante el resto del día. No quisiera que esto fuera así y lucharé con la huelga, o con lo que se decida en el colectivo, para que no sea.


De momento, como medida unipersonal de protesta, tomo la decisión de dar por difuntos dos de mi blogs: el de Geografía y el de Historia de España. En breve sacaré una esquela que lo atestigüe. El del Arte lo mantendré a medio gas y con sólo los artículos que me interesen, los que me dan satisfacción personal, pero que no necesariamente tienen que ver con el devenir académico. Lo siento por alumnos y seguidores pero me he cansado de hacer el tonto y ahora pienso vivir mejor... como un político.

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